martes, 24 de febrero de 2009

A veces por miedo nos calzamos un escudo, una coraza, algo con que defendernos cuando nos sentimos amenazados. Y a veces somos el escudo de otro, somos cómplices de alguien equivocado, lo escudamos. Y a veces nos escudamos tanto que terminamos presos de nuestra propia coraza, solos detrás de nuestro propio escudo. Y a veces estamos desarmados, sin corazas ni escudos, y nos sentimos muy vulnerables. Y otras veces necesitamos sacarnos esos escudos con los que nos protegemos…desarmarnos, tirarnos al agua sin salvavidas

No hay comentarios: